Todo lo “casero”
tiene un encanto especial: el pan casero sabe infinitamente más
rico, y las galletas, o cualquier confitura... ¿y
cuantos jerseys de gusto dudoso para cualquiera menos para nosotr@s
hemos llevado hasta que ya era todo él una bola de pelotitas, solo
porque lo habíamos hecho con nuestras propias manos y tiempo?...
La explicación no solo está relacionada con
la capacidad de uno mismo para superar retos y aprender, si no por
esos ingredientes que utilizamos de calidad mucho superior, y por ese
saber antiguo que no olvidaba que algunos procesos necesitan un
tiempo que no se puede negociar ni acortar en una cadena de montaje.
Esas recetas caseras que hacemos con nuestras manos, ya sean alimentarias o
cosméticas, prescinden de esos complicados compuestos químicos que
conservan, colorean, dan aroma y dan sabor a esa cosa que ausente de
todos esos añadidos deben de ser algo así como un corcho.
Pero se me ocurre otra
razón más por la que es importante poner a disposición de quien
las quiera estas fórmulas: dependemos excesivamente del mercado. Hemos
olvidado cómo se confecciona la comida, ya no sabemos producir
nuestros vegetales, ni tampoco los carnívoros como convertir el
ganado en comida en lugar de en mascotas (¡y conservarla!), ¿y
hacer aceite?, ¿y jabón con ese aceite?... pero hace no mucho éste
era un saber básico en cualquier casa. Es estupendo contar con los
medios para no depender de nuestras propias elaboraciones y no tener la
necesidad imperiosa de ser autosuficientes, pero para aquel que se
esté planteando otra manera de consumir, sienta la necesidad de
restar un poco de química a su vida, aquel que quiera ahorrar un
poquito en este tiempo de escaseces, o simplemente para aquell@s que
quieran pasarlo bien, aquí encontraréis un montón de recetas e
instrucciones.
Espero que lo disfrutéis
tanto como yo cada vez que encuentro un nuevo experimento.
(VOLVER A INICIO)
(VOLVER A INICIO)